Compré estos auriculares para mis alumnos y han aguantado bastante bien, a pesar de que llevamos ya 8 meses de clase. Sólo dos de ellos se han roto por encima de los auriculares.
Las gafas que compré no me resultan cómodas. Por tener una cabeza grande, quedan ajustadas en mi cara y mis orejas sufren al pellizcarse contra la parte trasera de la montura.
Estoy usando estos auriculares en un Chromebook reutilizado que se ha convertido en un Linuxbook. Me sorprende lo bajo que es el sonido, pero me alegra que no esté molestando a nadie en la misma habitación.
Tras un uso básico, empezaron a estropearse. Además, eran tan silenciosos que resultaban prácticamente inútiles al aire libre o en cualquier lugar público. Es triste que las empresas produzcan artículos como estos, pues toman recursos para fabricarlos y al final acaban en un vertedero.
Los materiales con los que están hechos estos productos son de mala calidad, lo que provoca que suenen y se sientan mal.