Me gustó mucho cómo la amoladora arranca de forma progresiva, sin el golpeteo que provocan otras. También es cómoda para trabajar con una sola mano. La única desventaja que encontré es la ubicación de la salida de aire, que te da de lleno en la cara, lo cual es incómodo cuando se está trabajando con piedra/baldosa. Por tanto, es indispensable usar una mascarilla y gafas para protegerse del polvo.
Siempre he confiado en las herramientas Black and Decker, a pesar de que son ligeramente más costosas que otras marcas. Hasta ahora, para mi no han sido una decepción; la amoladora, que no manejo con frecuencia, no me ha traicionado cuando la he necesitado.
La forma como se une el protector deja mucho que desear. Está equipado con una presilla de presión para ser ajustada. Para que el protector quede correctamente fijado hay que alinear tres muescas con sus tres salientes y girar hasta la posición deseada. Después, se fija con la presilla. El hierro de las muescas suelta virutas, y la calidad de estas es muy deficiente. No genera confianza alguna con respecto a su durabilidad y, por el contrario, parece ser un elemento peligroso.
La he usado muy poco, pero el primer día al cabo de tres minutos de encenderla, el cabezal se calentó mucho. Aún no sé si es el comportamiento normal o fue un incidente aislado, tendré que hacer más trabajo para averiguarlo.
Al principio, el aire soplaba con tanta fuerza que me llegaba al rostro. Desgraciadamente, la radial que había comprado hace menos de tres meses ya había sufrido daños en los rodamientos.